El papa Francisco expresó su preocupación por la disminución de la natalidad, ya que considera que es un indicador crucial para medir la esperanza de un pueblo. Durante un discurso en Italia, compartió una anécdota que lo enfadó en su momento, cuando una persona trató a su perro como si fuera un bebé. Mientras se encontraba en la Audiencia de los miércoles, una mujer le pidió que bendijera a su «bebé», pero resultó ser su mascota, lo que llevó al papa a regañarla y destacar la importancia de atender las necesidades de los niños en lugar de las mascotas.
El papa Francisco señaló que escenas como esta reflejan la mentalidad actual y advirtió sobre el peligro de que se conviertan en una costumbre del futuro. Expresó su preocupación por la percepción actual de que tener hijos es una carga para las familias, lo cual condiciona a las generaciones jóvenes y genera incertidumbre, desilusión y miedo. El papa subrayó que solo los más ricos pueden permitirse una mayor libertad de elección en la forma de vida, lo cual considera injusto y humillante. Animó a colaborar en la tarea de regenerar la esperanza y promover procesos que den vida a Italia, Europa y al mundo.
En medio del diálogo, el padre contó una anécdota que se desarrolló con una mujer creyente que le pidió la bendición para su “bebé”.
Mientras estaba en su tradicional Audiencia de los miércoles, el religioso se acercó a saludar a los visitantes. De inmediato, una mujer llamó su atención. «Llegué ante una señora, de unos cincuenta años más o menos; saludé a la señora y ella abrió una bolsa y me dijo: ‘Bendígamelo, mi bebé’», relató.
El papa Francisco creía que era un pequeño en El Vaticano, pero al ojear la bolsa vio que en realidad se trataba de la mascota de la feligresa.
«¡Un perrito! Ahí no tuve paciencia y regañé a la señora: ‘¡Señora, tantos niños tienen hambre, y usted con el perrito!’”, sentenció.
El papa Francisco destacó la importancia de abordar el declive en la natalidad y sus implicaciones sociales. Señaló que aunque la tasa de fecundidad ha disminuido en comparación con el siglo XX, el número total de nacimientos en el mundo sigue siendo considerable. Sin embargo, expresó su preocupación por la mentalidad actual que percibe tener hijos como una carga para las familias y resaltó la injusticia y la humillación que esto implica. El papa instó a trabajar juntos para renovar la esperanza y promover un futuro próspero en Italia, Europa y el mundo en general.