Si tienes un perro y te han dicho que es «solo un perro», seguro ya debiste responder que es parte de tu familia, y sí claro que lo es. Pero para ti no es solo una mascota, el sentimiento va más allá, basta con mirar esos tiernos ojos para saber que te tiene en sus patas. Mira si en cambio de un perro tienes un perrhijo.

1. En vez de dueño, te consideras más como un padre o una madre.

2. Cambias tus rutinas para adaptarte a tu perro.

3. Sufres en vacaciones si lo dejas

4. Siempre integras a tu perro. ¿Dejar al perro en casa? ¡Ni loc@!

5. No puedes evitar comprarle caprichos.

6. Tu perro es el protagonista de la mayoría de tus redes sociales.

7. Compartes cama con tu perro, y no solo eso, adaptas tu postura al dormir para evitar despertarlo.

8. Le cocinas con amor y hasta te sabes algunas recetas

9. Hablas con tu perro. No te limitas a órdenes sencillas y concretas. Me refiero a conversaciones en toda regla. ¡Ah! Y él te escucha.

10. Prefieres la compañía de tu perro que la de algunas personas y sientes que es mucho mejor un perro que cualquier humano.
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